jueves, 12 de enero de 2012

EL SENSITIVO ARTE DE COMER


Rafael Esteban Franquíz León

Caracas es sin lugar a dudas una de las capitales del buen comer, la oferta es tan heterogénea tanto en calidad como en variedad. Comer bien es uno de los actos más aspiracionales para los venezolanos independientemente de su nivel socio cultural, va ligado con el placer de darse un gusto. Desde buscar los mejores perros calientes de la esquina o codearse en un mercado para probar el menú del día, hasta los que quieren sentarse confortablemente a degustar las mejores carnes en un famoso restaurante. Todos sin excepción quieren consumir la mejor opción acorde al bolsillo del día.

New York, California, Madrid, Barcelona, París, Roma, Milán, Londres, Berlín o Lima son capitales gastronómicas del mundo, pero Caracas no se queda atrás con su amplia oferta en esta materia, prácticamente no existe ningún estilo culinario que no se consiga, comida marroquí, catalana o tailandesa, por solo nombrar tres de las más exóticas. En la Urb. Las Mercedes está ubicado un restaurante de carnes que siempre tiene cola de vehículos para entrar no importa la hora ni el día en que se pase por ahí. Pero también, en una esquina diagonal al Centro Comercial Tolón se llena el carrito de perros calientes de “Rulo”, con una propuesta simple y limpia del centenario Hot Dog, que agradecen los comensales de a pie.

El comer puede ser catalogado como un placer y el arte de comer es identificar la relación calidad precio. Muchas personas dicen que si bien Caracas está bien rankeada, el precio de los platos, al cambio, es incluso más elevado que en muchas capitales gastronómicas del mundo, ¡La inflación otra vez! Para algunas personas comer es simplemente llenar el estomago, para otros es alimentarse, pero cada vez más personas encuentran en el comer una ceremonia llena de arte, placer y buen gusto. Es un momento lleno de particularidades: ambiente, atención, compañía, compartir y por supuesto el rey de los detalles y el único que no se puede sacrificar de todos estos, la calidad de la comida. Por ello todos quieren darse ese placer.

Los venezolanos y sobre todo los caraqueños son muy esnobistas, por ello la inauguración de un restaurante puede llegar a ser un acontecimiento social de gran escala en “el Valle de Caracas”. No importa cuán dura sea la situación económica del país siempre habrá clientes tanto para las mesas de los restaurantes como para las calles que albergan la extensa oferta del fast food criollo e importado. Tan emblemático es el asunto que hemos llegado a bautizar algunas calles con el nombre de “La Calle del Hambre” como existen en Caracas y Maracaibo.

Twitter:  @rafaban

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